El panorama es complicado porque no hay oportunidades para generar ingresos, asegura economista.
Eva Pérez / publicidadentremes@gmail.com
La severa crisis laboral que enfrenta el país, la eliminación del subsidio de la tarifa eléctrica, el alza en las tasas de interés, alimentos, mensualidades de colegios y otros gastos contemplados por los consumidores, plantean un escenario de inestabilidad económica en los hogares.
Así lo describe el consultor económico, René Quevedo, al referirse al inicio de este 2023, un año marcado por la incertidumbre.
Y es que el aumento de las tasas de interés son el principal causante de la recesión, al que se le agregan situaciones internas.
En este sentido, el presidente Ejecutivo de la Asociación Bancaria de Panamá, Carlos Berguido, recomendó no endeudarse a menos de que sea necesario; a su vez sugirió “hacer el esfuerzo de ahorrar, abonar al capital de las deudas, reducir gastos innecesarios o superfluos, y utilizar deuda únicamente para invertir o para gastos necesarios”.
“Es inevitable la alza de las tasas de interés, tras los nuevos aumentos de los tipos de referencia anunciados por la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés). El cuánto y cómo, dependerá de la política de crédito, así como el tipo de cliente, sea comercial, residencial o personal”, indicó.
Consumidores ya ven la diferencias en los costos y aseguran que todos estos incrementos al final tienen un impacto negativo en la economía de sus hogares que los obliga a cambiar sus hábitos de consumo para poder hacer frente a la situación económica que se avecina.
En este contexto y en medio del marcado aumento del costo de la vida, comienzan a desmantelarse los subsidios instrumentados para hacer frente a la pandemia del COVID-19 en el 2020, que están siendo financiados a través de préstamos, lo cual ha llevado el nivel de deuda a más de $44 mil millones, la más alta de la historia.
Quevedo hizo mención que todavía existen unos 230 mil beneficiarios del Vale Digital, pero la economía no está generando empleos como para absorberlos y transferir a esta población del asistencialismo, a la inclusión productiva.
“La crisis económica que enfrenta el país no es de empleo, sino de confianza y si no hay confianza, la empresa privada no invierte ni pide financiamiento bancario; tampoco contrata personal de manera estable lo que repercute a que cada mes, existan 10 mil nuevos trabajos informales”, dijo.