María Osorio / info@entremespanamaoeste.com
El crédito que otorga la banca para que las familias adquieran una vivienda no deja de crecer. Hasta agosto la Superintendencia de Bancos de Panamá reportó un aumento de 5.8% por ciento en este segmento crediticio.
Según se amplía en el documento, el balance en materia de crédito hipotecario (local comercial y vivienda hipotecaria) es positivo. La cartera crediticia total neta de provisiones de los bancos alcanzó un saldo total de $81,257 millones, lo que representó un crecimiento de $9,229 millones en términos anuales, es decir, un 12.8% con relación al mismo periodo del año anterior.
Otro de los rubros que marcó este crecimiento, es el crédito otorgado al sector externo que aumentó un 33.9% . En referencia a la cartera crediticia local, se registró un saldo de $57,164.9 millones para el mes de agosto, lo cual indica un incremento interanual de $2,718.1 millones o de 5.0%.
El caso de vivienda, la banca ha venido aumentando su colocación de manera importante, registrando un incremento interanual de 5.8% en monto colocado; el saldo de la cartera al octavo mes alcanzó un monto de $16,669.2 millones.
También se destaca un crecimiento de 11.7% en el segmento de créditos preferenciales, frente a los no preferenciales, que aumentaron en este periodo un 1.3%. Lo anterior, implica que el desempeño del mercado de vivienda descansa de manera importante sobre el régimen de subsidios.
Por su lado, el flujo de créditos nuevos otorgados, en el periodo de enero a agosto de 2022, aumentó un 58% comparado con el año pasado, con relación al renglón de utilidades netas, se muestra un total de $1,258.3 millones, lo que representa $423.3 millones más que igual fecha de 2021 y un crecimiento de 50.7% interanual. Con este resultado, la utilidad neta de la banca consolidaría niveles muy cercanos al período previo a la pandemia.
En cuanto a la cartera modificada, se muestra que para al mes de agosto de 2022, alcanza una cifra de $3,412 millones, lo que representa una reducción de 75.2%, respecto al mismo periodo del año anterior.
Los componentes de mayor riesgo de esta cartera, es decir, las de modificado dudoso y modificado irrecuperable, en conjunto ascienden a $993 millones, siendo la primera vez que ésta se sitúa por debajo de los $1,000 millones.