Redacción Entremes/


Los fenómenos climáticos ocurridos por el calentamiento global y por el daño del hombre son cada vez más agresivos e impredecibles.
En Puerto Caimito de La Chorrera se encuentra la comunidad de Kosobo; allí cerca del mar viven alrededor unas 90 familias que intentan progresar en medio de la pandemia por coronavirus; a pesar, de ser una de los sitios más golpeados por los embates de la naturaleza, con fuertes oleajes, aguajes y otras amenazas climáticas que ponen en riesgo su convivencia.
Kosobo, antes era una área protegida por casi 2 hectáreas de manglar, que hoy día no existen. Esto ha provocado que la marea cada año socave los terrenos y las casas queden aún más cerca de la costa totalmente desptotegidas.
En el 2016, su comunidad sufrió la primera catastrofe natural, las mareas alcanzaron su máximo nivel, dejando un 60% de damnificados. No es la primera que sus residencias queda bajo el agua.
Los oleajes amenazan con undir Kosobo.


Este año según el reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional, del Sinaproc, se espera un acontecimiento más catastrofico. Se trata de mareas altas que se convergen entre los meses de septiembre y octubre, en este útilmo, los días 17, 18 y 19 se espera que el oleaje alcance unos 18.9 pies de altura, fundamentalmente en horas de la madrugada, que de coincidir con fuertes lluvias y vientos, sería un peligro inminente para sus moradores.
Omar Bultrón, representante del corregimiento de Puerto Caimito, junto con autoridades distritales y la gobernación de Panamá Oeste, preparan un plan de contigencia que permita que sus habitantes esten preparados para lo peor. “No se tiene otra opción que reubicar este asentamiento, sin embargo, muchos se aferran a sus viviendas y otros exigen una alternativa que les permita estar cerca de sus actividades pesqueras”.


Un daño irreversible
En el lugar se muestra claramente toneladas de basura, desechos plásticos y llantas de camiones que han sido vertidas a orilla de la playa, vecinos dicen utilizarlas como barrera de protección para que las olas no penetren con fuerza a los caseríos.
Puerto Caimito, mantiene una evidente erosión costera. Aurelio Caballero presidente de la Asociación de pescadores artesanales, dice que la mano del hombre por el interés de ir contruyendo, fue desbastando la única barrera protectora del mar, por lo que hoy las consecuencias se resumen en constantes inundaciones, que también afectan la labor de cientos de pescadores.