El sombrero Capireño, es la representación de un producto regional que lucha por conservar su identidad y originalidad.
Eva Pérez / publicidadentremes@gmail.com


Muchos desconocen que el distrito de Capira cuenta con su sombrero nativo. Históricamente se dice que fue un coclesano quien enseñó en la cárcel a un capireño a confeccionar sombreros. De regreso a la libertad, el joven se dedicó a tejer y sus amigos de comunidades cercanas terminaron por aprender este arte.
Al pasar de los años, el interés por parte de las nuevas generaciones ha mermado la mano de obra. Hoy día se siguen confeccionando pero a menor escala por algunos campesinos que llevan este arte en su sangre. Como medio regional nos trasladamos hasta Las Gaitas del corregimiento de Cirí Grande, lugar donde aún mantienen viva esta tradición.
Juvenal Gómez, representa el artesano de Capira, aprendió el oficio de confección de sombreros, como un legado invaluable que le dejo su madre; por lo que ha tratado de continuar con su labor. Su madre como la describe, era una mujer arraigada a la cultura capireña, conservadora de la técnica original del tejido especial que conlleva el sombrero Capireño, en sus tres categorías: (fino, de trabajo y de baile).


Es una curiosa artesanía que identifica a Panamá como un país rico en tradiciones, quizás no ser tan popular, son las consecuencias de su desaparición y el poco interés que existe por la mano de obra femenina, siendo los varones, los únicos que práctican el arte de su tejido.
Se conoció que los campesinos de las tierras altas de Capira, adoptaron por muchos años esta pieza a su vestimenta para trabajar la tierra, pero poco a poco fueron perfeccionando su estilo para su comercialización.
“El sombrero Capireño, es la representación de un producto regional que lucha por conservar su identidad y originalidad”, destaco Gómez. Espera que este producto pueda verse como una marca país que ayude a impulsar el turismo rural en su distrito, además de elevar el valor de cada pieza que se genera del abono ecológico de sus tierras.


Su confección:
Su enramada son producto de la extracción de la planta bellota, que se encuentra en las partes bajas de Capira, muy similar a una escoba, con ella se procede a sacarle el cogollo verde y con una aguja se va rasgando el grueso de sus tiras, luego se sancochan y se lavan para ponerlas a secar al sol por 5 días, para obtener el producto final y realizar el tejido de pieza o “parao”, cerrado, torcido o “amarrao”, así como se le conoce al entrelazado de dos hebras, a las que se le dan vuelta como si fuese el hilo de coser, proceso que puede durar aproximadamente de 15 a 20 días.
El sombrero Capireño puede oscilar su precio entre B/30.00 hasta B/150.00. de acuerdo a Goméz, quien ya ha logrado exportar varias piezas al extranjero.